Los arquetipos del ser humano


Los arquetipos del ser humano
El contenido y sentido del término arquetipos se lo debemos a C.G. Jung. Sin embargo este conocimiento ha tenido poco influjo en la práctica. Su aplicación práctica a la terapia se la debemos a Peter Orban. Veremos en qué punto él ha profundizado más en los conceptos de Jung.
En 1934 Jung publicó el siguiente concepto:
“Una cierta capa superficial del inconsciente es personal y la podemos definir como el “inconsciente individual”. Este descansa sobre una capa más profunda que no procede de experiencias personales y que podemos definir como el “inconsciente colectivo”. Este es idéntico para todos los seres humanos y constituye la base colectiva de la esencia del alma humana. Esta parte de la psique existe desde el comienzo de la existencia humana y fue consciente en su principio. Pero se ha ido escondiendo o reprimiendo y pertenece hoy al “inconsciente colectivo”. Estos no se adquieren por experiencias personales sino que deben su existencia a la herencia. Podemos concluir diciendo que los contenidos del inconsciente personal son los complejos de la mente humana, como por ejemplo psicosis y neurosis, mientras que los contenidos del inconsciente colectivo son los arquetipos.
C. G. Jung: Los arquetipos del inconsciente colectivo. El concepto del inconsciente colectivo. Los arquetipos.
De estos conceptos surgen una serie de preguntas:
Primera: si los arquetipos del inconsciente colectivo son idénticos para todos los seres humanos ¿porqué en algunos de ellos causan de trastornos y en otros no?
Segunda: ¿Qué posibilidad terapéutica abre, en el camino de la reconciliación, aceptación y paz, el trabajo con los arquetipos? y
Tercera: concretamente, ¿Puedo aplicar el trabajo con los arquetipos a las constelaciones?
Para contestar a estas preguntas vamos a describir un modelo teórico de la psique alma humana
Freud describió tres niveles:
El super-yo: al control y la conciencia
El yo: el contenido consciente y semiconsciente.
El sub-yo: todo el contenido inconsciente.
Jung dividió la parte inconsciente en:
Consciente reprimido.
Inconsciente personal y
Inconsciente colectivo, al cual definió como “arquetipos” y describió así:
“Hay tantos arquetipos como situaciones en la vida. Cuando sucede algo se activa un arquetipo y se manifiesta en una reacción instintiva carente de sentido y que conduce a neurosis”.
Jung definió 8 arquetipos que describió en muchos de sus libros.
La idea fue modificada por Peter Orban e Ingrid Zinnel. Estos eligieron los signos del zodíaco como base y describieron los 12 arquetipos. Tomando como base la carta natal definieron las características personales e individuales de estas personas internas y crearon con ayuda de la pintora Thea Weller las imágenes del Symbolon.
La forma en la que estos arquetipos se manifiestan en cada individuo depende del territorio en el que se encuentran y de la forma en la que se relacionan entre ellos. De esto surge la idea del “inconsciente individual arquetípico” del ser humano, que correspondería al inconsciente colectivo de Jung.
La idea de Orban es que, por debajo de esto, existen los arquetipos originales, en su apariencia oriunda, en todos los seres humanos. Esta herencia que los “Dioses” nos han dejado y que existió ya en los primeros humanos, sería el verdadero “inconsciente colectivo”. Cada una de estos figuras podría compararse con una “célula madre”, o mejor dicho una “figura madre” que representa el verdadero potencial en el interior del ser humano. Estos protoarquetipos tienen una serie de atributos, unos que podemos considerar “primarios” y otros evolucionados. Cuando estas figuras emergen al nivel superior del inconsciente se modifican según el territorio que encuentran (Casas) y sus cualidades se manifiestan de muchas diferentes maneras sobre la base de sus características primarias. Esto es lo que convierte a cada individuo en un ser único. Partiendo de esta base y aceptando la teoría de la reencarnación podríamos deducir que el sentido de la vida del ser humano, durante los millones de años de su existencia en el planeta Tierra es el de evolucionar las cualidades de estos 12 arquetipos, de primarias a evolucionadas, conseguir que cada uno de ellos se vea como parte complementaria de un todo. Desde esta perspectiva podemos atrevernos a deducir que el ser humano comienza su existencia como tal, con estas 12 partes en estado primario y a través de múltiples experiencias en diferentes vidas con diferentes cuerpos va evolucionando las cualidades de las mismas. Estoy convencido de que, cuando un ser humano ha conseguido evolucionar sus 12 protoarquetipos y armonizarlos entre sí, consiguiendo que estén dispuestos a integrarse en el todo que representa el espíritu, habrá terminado su misión en este planeta y podrá pasar a un plano espiritual de existencia desde el que, voluntariamente si lo desea, puede ayudar a otros seres humanos a conseguir esta meta. Esta hipótesis parte de la base del libre albedrío del espíritu.
Ampliando esta teoría podríamos considerar que nuestras personas internas se mueven a diferentes niveles (simbólicamente hablando y vistos desde arriba abajo) desde el consciente absoluto hasta el inconsciente profundo, que sería la última capa por encima de los protoarquetipos. Nuestras personas internas personalizadas son entonces producto de la manifestación individual de los arquetipos del inconsciente colectivo así como de todas las mezclas posibles, a dos a tres o a cuatro que se producen dentro de nosotros y que se manifiestan de múltiples formas. Si comparamos el ser humano con una casa que tiene su entrada en la superficie y una serie de pisos por debajo, podemos describir la casa de la personalidad así:
Sótano 1: amigos, compañeros de estudios y de trabajo.
Sótano 2: parejas e hijos de las mismas.
Sótano 3: hermanos.
Sótano 4: madre y padre.
Sótano 5: arquetipos personalizados con símbolos como: patria, destino, muerte….
Sótano 6: protoarquetipos.
En los sótanos del 1 al 4 se mezclan personas conscientes con otras reprimidas, en parte o totalmente.
El sótano 5 es por naturaleza inconsciente e influye en los de más arriba, unas veces para mediar y solucionar y otras para sabotear.
Los contenidos del sótano 6 son los protoarquetipos originales que vamos a describir a continuación, explicando su personalidad básica y las diferentes formas de manifestarse en los pisos superiores, unas veces en sentido negativo y otras en sentido positivo, o sea de menos a más evolucionado. Como antes dijimos la misión del ser humano, vista desde este concepto, sería llevar estos 12 protoarquetipos, en el curso de muchas y diferentes vidas a un estado evolutivo en el que los 12 convivan en unión y armonía. Esto podía compararse con el homúnculo de Leonardo da Vinci. Todos tenemos un cuerpo, dos brazos y dos piernas pero en su forma individual no hay dos prácticamente iguales.
Cada uno de los protoarquetipos encierra una serie de cualidades básicas que pueden manifestarse individualmente de muy diferentes formas. Estas cualidades básicas podemos reconocerlas todos sin excepción.
De las muchas posibilidades que existen para identificar estas figuras (personas) dentro de nosotros elijo, coincidiendo con Jung y Orban, la astrología arquetípica. Esta la considero la forma más objetiva y completa. Sus doce signos zodiacales de Aries a Piscis corresponden, con sus cualidades, a nuestros arquetipos y vistos como personas internas, podemos identificarlas y reconocerlas en nosotros sin ninguna duda. Para los que tienen un concepto falso de la astrología aconsejo volver a leer lo que hace algún tiempo publiqué en esta página con el nombre “Comprender la astrología”
Seis de los 12 protoarquetipos tienen polaridad femenina y los otros seis masculina. Esto no diferencia los dos sexos en la realidad. Quiere decir que, todos tenemos los 12 arquetipos y que unos representan nuestra mitad masculina y otros la femenina. Así por ejemplo “El Guerrero es por naturaleza masculino, también en la mujer, mientras que, “La Amante” es siempre femenina, también en el hombre.
En las próximas semanas iré presentando uno a uno, empezando con El Guerrero y terminando con el Ángel, los 12 protoarquetipos con sus atributos primarios y evolucionados.
Manuel Zapata